Comer Banana todos los días: el secreto de mujer de 123 años al que atribuye su longevidad

María Antonia Cuero Rentería tiene 123 años. Al menos eso dice su cédula: nació el 18 de octubre de 1901, en un caserío a orillas de la desembocadura del río Mayorquín, en Buenaventura, cuando el planeta aún no hablaba de guerras mundiales y la tecnología apenas alcanzaba para pensar en el primer carro con motor.

Eso poco le importa a esta abuela que nunca aprendió a leer ni escribir. Que es la más vieja de Colombia y que a su edad aún lava su propia ropa y no sabe lo que es usar pañales.

María Antonia camina lento, pero sin bastón. Es devota de San Antonio y de la Virgen del Carmen, disfruta de un buen viche, de la jardinería y tiene una memoria sin fisuras que la lleva, en cuestión de minutos, a los días en los que era una niña traviesa que entretenía los días a bordo de una canoa para “pianguar” (coger piangua, un molusco de manglar) y abrirse paso entre el monte con un machete en la mano.

Rufina Rosero y María Antonia Cuero, dos de las mujeres más viejas de Colombia. Cuero cumplió 123 años.

Ríe con algo de ingenuidad cuando le preguntan cuál es el secreto para mantenerse en pie con más de un siglo a cuestas. Ni su hija Delcy Balanta lo sabe. “Es una cosa de genética. Mi mamá tuvo una prima hermana que vivió hasta los 106 años y casi todas las primas han pasado de los 90. Eso lo lleva en la sangre”, dice Delcy al otro lado de la línea.

“Y a este paso nos va a enterrar a todos…”. A lo mejor, se aventura a decir, es esa vida tranquila que María Antonia aprendió a construir, sin más preocupaciones que resolver la comida del día y disfrutar de los 10 hijos, 26 nietos, 24 bisnietos y 54 tataranietos que ha dejado como descendencia.

Pero esta abuela lo hace ver sencillo: el truco consiste en “comerse dos o tres bananos medio verdes y cocidos todos los días”.

La familia de María Antonia busca que esa hazaña de llegar a vieja “tan entera y feliz” quede en los Guinness Records. Porque hasta ahora, dicen, el récord lo tenía una francesa de 121 años.