Aunque pueda parecer un simple detalle de diseño, el pequeño orificio que se encuentra en la tapa de muchas lapiceras (o biromes) cumple funciones esenciales tanto para la seguridad como para el correcto funcionamiento del instrumento de escritura.
Una de las razones más importantes por las que se incorpora este agujero es la prevención de asfixia. En situaciones desafortunadas, especialmente con niños, existe el riesgo de que la tapa de una lapicera sea ingerida accidentalmente.
En esos casos, el orificio permite el paso del aire a través de la tapa, lo que brinda una oportunidad crucial para seguir respirando mientras se busca atención médica.

Esta medida de seguridad fue adoptada por muchas marcas reconocidas, como BIC, desde hace décadas, y responde a normativas internacionales de seguridad infantil.
Más allá del aspecto preventivo, este pequeño agujero también tiene funciones técnicas:
Equilibrio de presión
El orificio ayuda a igualar la presión interna y externa dentro del cuerpo de la lapicera. Esto es fundamental para que la tinta fluya de manera estable y uniforme. Sin esta ventilación, podría producirse un flujo irregular o incluso derrames de tinta al quitar la tapa repentinamente.
Control de humedad
Cuando una lapicera permanece cerrada durante mucho tiempo, la falta de circulación de aire puede generar condensación en el interior de la tapa. Esta humedad puede acelerar el secado de la punta y afectar la calidad de la escritura. El pequeño orificio permite una mínima ventilación, lo que ayuda a conservar la tinta fresca y lista para usarse.