El mate es una de las infusiones favorita de los argentinos. Uno de los aspectos más importante es la temperatura del agua, un factor clave que puede mejorar o arruinar la experiencia de tomarlo.
Suele pasar que muchas veces sacamos el agua antes de tiempo, o de lo contrario, la dejamos de más y termina hirviéndose, lo que puede terminar quemando la yerba.
La temperatura recomendada del agua para un buen mate oscila entre los 70 y 80 grados. A esta temperatura, la yerba libera sus compuestos de manera equilibrada, proporcionando un sabor agradable y sin quemar sus componentes esenciales.

Si el agua está demasiado fría, por debajo de los 60°, el mate resultará lavado y sin intensidad. Por el contrario, si supera los 85°, la yerba se quema, generando un sabor amargo y disminuyendo su duración. Para lograr la temperatura perfecta, se recomienda calentar el agua sin llegar al punto de ebullición.
En conclusión, la clave para un buen mate está en encontrar el punto justo de temperatura: ni fría ni hirviendo. Con este pequeño pero importante detalle, cada mateada será mucho más placentera y se podrá disfrutar de todo el sabor y las propiedades de la yerba.